Friday, December 9, 2016

No cualquier puré de papas

A la mesa familiar se sientan también los amigos.

De los años de infancia recuerda uno personas que llamábamos tíos y tías sin darnos cuenta entonces de que el parentesco era más bien de cariño y amistad que de sangre. Algún día deberíamos hacer recuerdos de ellos.

Por ahora sólo vamos a añadir a las nostalgias gastronómicas familiares las de otro amigo que al leer las pocas entradas anteriores del blog ha decidido compartir con nosotros sus propias memorias.

Lo invitamos a la mesa y gozamos con él un plato infantil que también nos resuena con nostagias que creíamos sólo de nuestra familia:


Puré de papas con huevo

No es muy frecuente que hagamos puré de papas. En realidad, casi nunca lo hacemos. 

El otro día compré una caja de puré de papas instantáneo, del barato, de la marca del supermercado, uno con sabores medio artificiales de perejil y mantequilla, creo. Lo compré para usarlo para espesar sopas, por ejemplo, en lugar de harina o maicena, siguiendo una indicación de Jacques Pepin que aprendí hace mucho tiempo.  

Sucede que había que improvisar una cena rápida en casa y me acordé de la caja de puré instantáneo y lo preparé conforme las instrucciones, pero con trampa, agregando crema, un poco de picante (merkén*) y orégano seco.  Salió muy bien. Y sobró un poco.

Esta historia es acerca de ese poco de puré de papas que sobró. A la hora del almuerzo al día siguiente de la cena improvisada abro el refrigerador y veo el puré. Como cosa de magia, se me viene a la mente mi niñez y la imagen de puré con huevo frito. 


En un dos por tres, puse a recalentar el puré en una olla pequeña, con más mantequilla y un tanto de crema. Mientras se calentaba, preparé dos huevos fritos, con la boca hecha agua. Puse el puré ya caliente en un plato y los huevos encima. 

Belleza pura. 

Me senté a la mesa y revolví los huevos en el puré caliente. 

Comí despacio, saboreando y pensando en los días de niño en que nos deleitábamos con la simpleza del puré con huevos fritos.   

Claro que en esos tiempo no había, creo, puré instantáneo; y si había nunca en casa se lo compró. Nuestro puré de papas era de verdad. En verano, era así, sencillito. En invierno había que ponerle algo más contundente para combatir el frio; entonces era puré con huevos fritos y una torta de carne o salchichas, según el día de la semana. 

Me recuerdo con mis hermanos y amigos comiendo felices en la mesa de la cocina en la calle San Miguel 260 en Traslaviña, en Viña el Mar; y más contentos cuando nos daban un pedazo de pan calientito con mantequilla y un vaso de leche. ¡Cómo he disfrutado mi puré de papas con huevos, pensando en la belleza que hay en la memoria de los sabores simples!

©Hernan L. Fuenzalida-Puelma (1 Diciembre 2016) 

*El merkén es un condimento propio de la cocina chilena de influencia mapuche. Se lo prepara pulverizando una combinación de cilandro tostado y ají "cacho de cabra" ahumado.

1 comment:

  1. Maravillosa experiencia acompanarte en el recuerdo. Hacer ese recorrido como tuyo. Vivir cada segundo oliendo y saboreando ese rico pure. Santiago, no te tomes tanto tiempo cocinando la proxima publicacion.

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