Monday, December 26, 2016

Con el padre

Lo más probable es que no haya quien no tenga nostálgicas memorias infantiles de la comida. Y lo más probable también sea que esas memorias se relacionen con la madre. Mi experiencia personal y la de un amigo que ha escrito recientmente unas líneas evocadoras en Facebook sugieren que la figura del padre también tiene notable presencia en las memorias gastronálgicas de la niñez.

"Recuerdo que los miércoles en la infancia--escribe mi amigo en Facebook--eran especiales. Mi papá tomaba ese día para llevarnos a pasear; así mi mamá preparaba un sartén enorme, aceite, y los implementos necesarios para freír los pescados si se trataba de ir a pescar. En cambio, de la tienda de abarrotes Las tres hermanas simplemente tomaba refrescos embotellados, galletas saladas, portolas, atunes, aguacates, queso, chiles en vinagre, bolillos y otras cosas si se trataba de ir al río a nadar. Mi preferido era Tamasopo. 
A veces papá solo simplemente nos subía a la camioneta roja y nos llevaba a comer elotes a la cañada de pastores con Martina y su amable familia. 

Era la vida inocente y feliz de seis hijos que crió con el más profundo amor.

Estoy seguro que de él aprendí el gusto por las cascadas, los cerros y las milpas y el aire puro respirado bajo la neblina de las mañanas los meses como septiembre". 




Por mi parte las memorias infantiles de mi padre están relacionadas con la playa y los mariscos frescos. machas que sacaba de la arena para comerlos ahí mismo, con el condimento del mar y unas gotas de los limones que llevaba en el bolsillo. 


Tanto esos elotes de la cañada como esas machas de la playa no requerían mayor preparación y no lleva esta nota más recetas que: ásese los elotes sobre el fuego y ábrase la macha con un cuchillo, lávesela en la ola y cómasela en su concha con unas goas de limón.  



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