Hemos vuelto algunos a las viejas tradiciones culinarias que demandaban tiempo, paciencia y deleite sanamente prolongado.
En este diario acto de recuperación repetido a lo largo de las semanas se han ido despertando las memorias de esa mesa de la infancia, la nutricia y sabrosa mesa del comer tranquilo, dichoso y agradecido.
Nos ha venido con el ocio obligado la gastronostalgia propia de momentos de retiro y sentir profundo.
Varias son las recetas que hemos intercambiado electrónicamente y bien podrían muchas de ellas ser base a una entrada de este blog memorioso.
Ya las iremos publicando.
Por ahora el comentario es más bien general, de una gastronostalgia abarcadora de un menú tan rico y variado que no habría cómo dar cuenta detallada del mismo en pocas líneas.
Desenlazó la marea de recuerdos las instrucciones para preparar un simple, simplísimo y rápido arroz con mejillones, de los que vienen en tarro. Los arroces de la infancia suman una variedad enorme de esplendores que, al fin y al cabo, se resumen en ese arroz magistral que algunos llaman paella (que puede significar un número infinito de diferentes recetas) y que en casa llamábamos, sin pretensiones de mayor exactitud en el nombre y el preparado, arroz a la valenciana.
Imposible establecer un momento y un recuerdo exactos de cuándo se conoció, para no olvidarlo nunca, el arroz.
Debió haber sido cuando comer se lo hacía amarrado a una alta silla desde la cual, semiasfixiado por un babero descomunal con tendencia a bolsa de desperdicios, parte de la comida se esparcía disparada a manotazos y escupos, no tanto de disgusto como de descoordinado entusiasmo.
Remóntese el imperio del arroz a esos primeros arroces blancos que hasta por la nariz se consumían y a los que fueron siguiéndolo con añadidos cada vez más deliciosos, hasta llegar al arroz con leche del postre magistral e incomparable.
Sigue después una lista interminable de arroces preparados de mil
maneras, todas deleitables.
La gastronostalgia del arroz es múltiple, múltiple sus formas de gustarlo y regustarlo casi a diario. Imposible enumerarlas todas, imposible proveer un recetario.
No queda más que volver sobre el tema en otras oportunidades.
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